Ayer Jesús, mi amigo bicigrino de Vitoria y que me acompañó hasta Suances, me dio una mala noticia: había roto el cambio antes de llegar a Llanes y se ha tenido que volver a Vitoria. Al menos le espera entre algodones Stieg Larson. Humm no sé que es mejor, la verdad...
Y hoy en Avilés nos encontramos a 2 bicigrinos que venían desde Castro y se tenían que volver por un esguince en la rodilla de uno de ellos. Que bestias, iban haciendo una media de 130-140 kms/día.
No es por criticarles, pero se estaban pasando un pelín. Solo un pelín.
La verdad es que la bici te puede mandar a casa en cualquier momento, hay que estar agradecido (ley no escrita peregrina) y conforme (eso dicen los abuelos, y ya se sabe que saben más por ser quien son que por diablos)
Así que solo quedamos Mónika y yo. Y una pareja de Vitoria y Barcelona.
Crucemos los dedos de los pieses.
Y tratemos de no meternos en berengenales como este de la foto.
Jornada tranquila. Y colada monumental.
Atravesar Gijón-Avilés industrial no tiene mucho que contar. Hasta que nos re-encontramos un peregrino a pié polaco, que durmió encima de mi (entiéndaseme) en Llanes, 2 días antes. Imposible. ¿No lo veis? Hay más de 100 kms. Si un bicigrino hace 4 kms/hora (con mochila y por caminos se va lento), un día tiene 24 horas X 4km = 96km. Vamos, ni sin dormir le hubiera dado tiempo. El capullo nos dijo que había cogido el tren 'a little bit' (un poquito) anda, anda, vil traidor.
Hay muchos polacos en el camino. Son la nacionalidad que más abunda. A mi como me caen de pm, pues fenomenal. Hay también mucha gente mayor, jubilados que por fin encuentran tiempo y ánimo para ver mundo y conocer mejor a los terrícolas. Algunos sufren más de la cuenta y a veces no les queda más remedio que coger un tren para completar las jornadas.
Nos encontramos a una pareja entrañable en Carcedo. Nos explicaron por donde iba la carretera antigua, la nacional y la autovía. La construcción del viaducto de la autovía hizo que les expropiaran su casa y se mudaran a otra por donde iba la nacional. En la parte de abajo montaron un restaurante. Y la nacional ahora está cerrada por una grieta que vimos y parecía causada por un tsunami. Estaban desesperados por su mala suerte, además el encargado del restaurante les había estafado. Fueron tan amables que nos dieron un par de manzanas de su huerto y de propina muchos besos de abuela. Que gente, como te tocan la fibra.
Cudillero merece una parada larga, un abrir y no pestañear, comer un buen pescado o una caldereta o un arroz caldoso.
Humm que lugar más chulo.
Un poco más adelante nos esperaba Soto de Luiña y un curiso albergue con mucha solera. Era un lugar de peregrinaje muy popular en los siglos XVII y XVIII pero por alguna extraña razón en el s. XIX se cerró el albergue. Este albergue del siglo veintiuno se le ve antiguo, quien sabe de qué época será...
Y como era de prever mayoría de peregrinos polacos.
Aupa Deportivo! Cagüen a leite
Y hoy en Avilés nos encontramos a 2 bicigrinos que venían desde Castro y se tenían que volver por un esguince en la rodilla de uno de ellos. Que bestias, iban haciendo una media de 130-140 kms/día.
No es por criticarles, pero se estaban pasando un pelín. Solo un pelín.
La verdad es que la bici te puede mandar a casa en cualquier momento, hay que estar agradecido (ley no escrita peregrina) y conforme (eso dicen los abuelos, y ya se sabe que saben más por ser quien son que por diablos)
Así que solo quedamos Mónika y yo. Y una pareja de Vitoria y Barcelona.
Crucemos los dedos de los pieses.
Y tratemos de no meternos en berengenales como este de la foto.
Jornada tranquila. Y colada monumental.
Atravesar Gijón-Avilés industrial no tiene mucho que contar. Hasta que nos re-encontramos un peregrino a pié polaco, que durmió encima de mi (entiéndaseme) en Llanes, 2 días antes. Imposible. ¿No lo veis? Hay más de 100 kms. Si un bicigrino hace 4 kms/hora (con mochila y por caminos se va lento), un día tiene 24 horas X 4km = 96km. Vamos, ni sin dormir le hubiera dado tiempo. El capullo nos dijo que había cogido el tren 'a little bit' (un poquito) anda, anda, vil traidor.
Hay muchos polacos en el camino. Son la nacionalidad que más abunda. A mi como me caen de pm, pues fenomenal. Hay también mucha gente mayor, jubilados que por fin encuentran tiempo y ánimo para ver mundo y conocer mejor a los terrícolas. Algunos sufren más de la cuenta y a veces no les queda más remedio que coger un tren para completar las jornadas.
Nos encontramos a una pareja entrañable en Carcedo. Nos explicaron por donde iba la carretera antigua, la nacional y la autovía. La construcción del viaducto de la autovía hizo que les expropiaran su casa y se mudaran a otra por donde iba la nacional. En la parte de abajo montaron un restaurante. Y la nacional ahora está cerrada por una grieta que vimos y parecía causada por un tsunami. Estaban desesperados por su mala suerte, además el encargado del restaurante les había estafado. Fueron tan amables que nos dieron un par de manzanas de su huerto y de propina muchos besos de abuela. Que gente, como te tocan la fibra.
Cudillero merece una parada larga, un abrir y no pestañear, comer un buen pescado o una caldereta o un arroz caldoso.
Humm que lugar más chulo.
Un poco más adelante nos esperaba Soto de Luiña y un curiso albergue con mucha solera. Era un lugar de peregrinaje muy popular en los siglos XVII y XVIII pero por alguna extraña razón en el s. XIX se cerró el albergue. Este albergue del siglo veintiuno se le ve antiguo, quien sabe de qué época será...
Y como era de prever mayoría de peregrinos polacos.
Aupa Deportivo! Cagüen a leite
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